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B O L E T Í N
lo que hacemos mes a mes
contra la desigualdad, redistribución
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Especial Miguel Ángel Blanco
abril 2015
Un rodaballo
Han pasado ya unas semanas desde que un mal
día se escribiera el punto final del relato de la
vida de Miguel Ángel. Un tiempo suficiente para
que el fragor de las emociones se vaya tornando
silencio y el poso de su recuerdo se haya asen-
tado en nuestras memorias. Ese poso, las sus-
tancias que lo componen, servirá, a poco que
cuidemos el campo, como abono que nos fertili-
zará, que nos hará mejores, que posibilitará que
sepamos y podamos avanzar algún paso más.
Supongo, además, que ese sustrato ya perma-
nente es diferente en cada uno de los que com-
partimos algún espacio con él.
Para mí nunca fue un tipo fácil, sin embargo
permitió que las cosas no me fueran más difíci-
les. Sus palabras nunca pretendieron endulzar
mis oídos, pero nunca faltaba cuando la vida se
ponía amarga. Como no es cuestión, tampoco,
de relatar ese historial completo de encuentros
duraderos y desencuentros que no duraron más
que una conversación acalorada de esas que
terminan en un abrazo, me limitaré a contar
una anécdota que define con nitidez esta rela-
ción.
Yo soy, por lo general, bastante garrulo, pero
en lo que tiene que ver con la comida lo soy mu-
cho más. Me gusta casi todo y de casi todo pre-
fiero más que menos. Como, además, vine al
mundo en la Castilla profunda, siempre vi el
pescado como algo lejano. En caso de tener que
elegir, pues, la cosa siempre se decantaba por la
tierra. Miguel Ángel, un ‘gourmet’, me miraba
en estos casos con una mezcla entre compla-
cencia y condescendencia.
Un día, sentados a la mesa de un restaurante de
la calle de la Pelota en Valladolid, decidí aparen-
tar que se me había caído algo del pelo de la
dehesa y pedí un rodaballo. ‘Excelente elec-
ción’, dijo Miguel Ángel y explicó qué tipo de
pescado era, diferentes recetas para preparar-
lo…‘Para mí’, continuó, ‘un chuletón’. Le miré
sorprendido. ‘Carne y en mucha cantidad, raro
¿no?’. Calló. Cuando ya estaban nuestros platos
y los del resto de los comensales en la mesa,
probé el rodaballo. Hice lo posible por disimular
el desagrado que me produjo su sabor, pero no
fue suficiente. ‘Creo que prefieres el chuletón,
¿no? Anda, pásame el rodaballo’. En resumen, si
cada uno comió lo que en realidad quería fue, y
de ahí la elección de esta anécdota, por la capa-
cidad de Miguel Ángel de leer los acontecimien-
tos y tomar la decisión correcta, aunque sea por
caminos inescrutables, para ello. Pudo haberme
dado una lección, haber pedido su rodaballo y
yo no haber comido; pudo haber ido de listillo, y
haberme avisado de que no me iba a gustar…
no, simplemente previó lo que iba a ocurrir y
actuó en consecuencia. Yo, por mi parte, no he
vuelto a pedir rodaballo.
P.S. Acabo de enterarme de que Eduardo Ga-
leano ha comenzado el mismo viaje que Miguel
Ángel. De la estantería de este, salió el libro es-
crito por el otro que vino un día a parar a mi
casa, un libro ‘Fútbol a sol y sombra’ en cuyas
páginas se abrazan la pasión con la militancia
política, el gozo con el desasosiego, la belleza
con los interrogantes; un libro que muestra có-
mo se puede vivir mirando, disfrutar sintiendo y
que al mundo solo se le puede transformar
cuando hay motivos para querer seguir vivo. Ese
libro extendió sus alas y siguió volando en busca
de otras manos, de otros ojos, de otras volunta-
des. Un libro que ya no está en mis manos pero
que, como Miguel Ángel, no deja de acompa-
ñarme.
Joaquín Robledo.
Vicepresidente de la Junta Directiva ACPP
.
El camino de Miguel Ángel con-
ducía a una estrella y por él nos
llevó a quienes nos cruzamos
en su vida y quisimos acompa-
ñarlo, haciéndonos más sabios
y ayudándonos a crecer para
alcanzarla.
Gracias compañero. Nuestra
vida, mi vida, es más rica gra-
cias a tus enseñanzas, tu espíri-
tu libre y curioso, tus dudas y
tus certezas. Te sigo acompa-
ñando recordándote así, de
pie, con el puño en alto como
una estrella, siempre luchando,
y siempre con dignidad.
Mercedes de Castro.
Presidenta de la Junta Directiva ACPP
“El pueblo español tiene un camino que conduce a una
estrella” // Alberto Sánchez 1937.