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B O L E T Í N
lo que hacemos mes a mes
Cambiemos las reglas
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Celebrada la reunión de formación interna de
Asamblea de Cooperación por la Paz a finales de
diciembre, se me invitó junto con la presidenta
de la Junta Directiva, a la reunión que se celebró
aprovechando este momento y en la que parti-
ciparon 28 miembros de ACPP de las diferentes
Comunidades Autónomas y naciones que com-
ponen las delegaciones de la organización.
Se trataba de un balance de la actividad realiza-
da durante el año 2014, de cuáles habían sido
sus resultados, su sostenimiento económico, su
modelo organizativo, su estado, etc., en esta
situación extremadamente difícil y teniendo en
cuenta aquellas consignas de resistencia, replie-
gue y reestructuración que se escucharon en la
Asamblea General. En resumidas cuentas, si el
nuevo modelo con la ya nueva Coordinadora
General elegida, con su Comité Territorial de
Dirección, su proceso de cambio y transición,
estaba, o no, posibilitando la actuación que se
persigue en unos momentos en que la interven-
ción social y, sobre todo, la cooperación al desa-
rrollo, a nivel estatal están casi desaparecidas.
En los próximos días se elaborará un acta más
fidedigna que recoja exactamente el debate y
las consecuencias que el mismo tendrá para el
trabajo de ACPP. Aquí se trata simplemente de
una visión personal y resumida de lo que creo
fue lo más importante.
Destacar que el inicio de la reunión partió de la
buena gestión económica que, se diga lo que se
diga, es la base que da tranquilidad y buenos
augurios, la sostenibilidad económica de la or-
ganización a largo plazo y la posibilidad de que,
sabiendo que no se va a cambiar el mundo, en
todo caso se va a contribuir en la medida de las
posibilidades a dejarlo un poco más limpio, ir en
Asistentes de las diferentes Delegaciones de ACPP
un camino que si bien no es tan profundo y rápi-
do como se quiere, se parezca lo menos posible
al diseñado por los Juncker, las Merkel y los
po-
deres que nos son tan poco queridos. Se trataba
de ver si, como decía Jean Paul Sartre, “felicidad
no es hacer lo que uno quiere sino querer lo
que uno hace”. Y hablar de felicidad es segura-
mente exagerado, porque contestar
el séptimo
requerimiento, la cuarta petición de pago, ir a
juicio, explicar por qué, buscar el acta de naci-
miento de cuando nos nombraron no sé qué…
difícilmente da la felicidad pero, tal vez, aguan-
tar a tanto inepto buscando en su inutilidad tan-
to papel innecesario y tanta burocracia incom-
petente, a lo mejor, si sale bien merezca la pe-
na.
Se trató el punto estrella, la descentralización,
el pegarse al territorio, el dejar el bla-bla-bla
sobre lo inexistente y ver las condiciones diver-
sas, y en cada sitio diferentes, que nos permitie-
ran llegar un poco más a las necesidades y pun-
tos de vista de la ciudadanía, incluso de sus ins-
tituciones, y desde ahí, y no desde el rollo sin
objeto, encontrar los instrumentos que nos per-
mitieran, sin renunciar a nuestros valores, im-
plementarlos aunque sea mínimamente. Creo
que en eso, aunque no solo en eso, ha consisti-
do el método para que hoy la organización pue-
da situarse modestamente en un lugar práctico,
pragmático, de futuro, por encima de los habla-
dores que van, con el paso del tiempo, pere-
ciendo en su propio sinsentido.
Desde Asturias, y también desde Andalucía, con
una visión global pero apegada a la realidad de
cada territorio, tal vez no muy innovadora pero
sí diferente a la que teníamos, se diseñó una
nueva estrategia de intervención social que si
bien tiene que rematarse definitivamente en
nuevos papeles, creo que sirvió para que cada
uno entendiera que se puede aplicar modelos y
experiencias de diferentes lugares pero que el
trabajo en Avilés no debe ser exactamente el
mismo que en San Juan de Aznalfarache. Y que
en Cataluña tienen unas condiciones económi-
cas y culturales, se quiera o no, diferentes a
Murcia. La acción debe adecuarse a la realidad
social, y experiencias comunes no tienen que
confundirse con experiencias idénticas.
Para terminar se habló de algo a veces incómo-
do, pero cuando menos para mí trascendental.
No se trata de firmar decálogos ni monólogos
que todo el mundo está dispuesto a firmar y
que no sirven para nada y que tanto gustan a
algunos nuevos taumaturgos de la cooperación
internacional. Para que ésta sea una política pú-
blica, para que como la sanidad o la educación,
la acción social, la cooperación, independiente-
mente de la privada, sea realmente una política
a la altura de sus ciudadanos y ciudadanas, es
necesario en cada sitio hablar de presupuestos,
de llegar a acuerdos en los presupuestos, por-
que si no es así se llegan a supuestos acuerdos
que todo el mundo se salta, que no calan en la
sociedad, y que realmente solo sirven para me-
jorar la conciencia y los programas electorales
de los que nunca los han cumplido.
Al finalizar, y con lo que estamos padeciendo
tiene mérito, se felicitó a la nueva Dirección por
su gestión y su sentido, y nos felicitamos todos y
todas, dentro de un orden, porque nada lo ha-
cen sólo unos pocos sino juntos, sin por ello de-
jar de hacer un nuevo llamamiento al rigor en lo
que se hace y en cómo se hace y cuando menos
destacar errores que hay que corregir tranquila-
mente pero lo antes posible.
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DESDE LOS TERRITORIOS
Miguel Ángel Blanco, ex Coordinador general de ACPP
Ana Arranz, Coordinadora General de ACPP y parte del equipo
de Dirección