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ACPP desde 1990
B O L E T Í N
lo que hacemos mes a mes
contra la desigualdad, redistribución
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Especial Miguel Ángel Blanco
abril 2015
autoridades locales: alcaldes, concejales, dipu-
tados y gobernadores. Nosotros participábamos
con candidatos en varios municipios y Miguel
Ángel con entusiasmo opinaba y aconsejaba
sobre los programas y las formas para llegar con
más claridad a la población de la que buscába-
mos su respaldo. Nos impulsó a cumplir los sue-
ños de cambiar las normas, de cambiar el mun-
do y de hacer de Colombia un país más justo,
más incluyente, donde los campesinos, obreros
y desposeídos tuvieran la posibilidad de vivir
con respeto y dignidad.
Los últimos días de su paso por Urabá intenta-
mos un paseo de descanso por el municipio de
Necoclí, que tiene unas bellas playas, pero las
condiciones de la carretera y el automotor hi-
cieron que quedáramos a mitad de camino.
En esta década y media con el liderazgo de Mi-
guel Ángel y el trabajo de todos los compañe-
ros de ACPP, la Fundación en Colombia consoli-
dó un importante trabajo para que a las vícti-
mas del conflicto armado se les reconozcan sus
derechos a la verdad, a la justicia y la repara-
ción. El rostro de esta labor son las viudas de los
asesinados, los niños y niñas huérfanos y aban-
donados, los millones de desplazados, lisiados,
desaparecidos y secuestrados.
En esta labor, la Fundación en Colombia ha re-
presentado legalmente a 330 personas afecta-
das por esos delitos para que el Estado les re-
pare el daño causado, también el resarcimiento
incluye la restitución de las tierras donde hemos
documentado 640 casos. Todo esto, y otras co-
sas más, como la construcción de la biblioteca
Federico García Lorca, de restau-
rantes escolares, del pabellón de
neonatales en el Hospital Público
de Apartadó, de viviendas nuevas
y de capacitaciones a miles de
personas en derechos civiles y
políticos de los ciudadanos bajo
el liderazgo de Miguel Ángel y el
trabajo permanente de ACPP.
Ahora y en el futuro, en la ausen-
cia de Miguel Ángel, extrañare-
mos su capacidad de liderazgo y
su capacidad analítica, su agudo
conocimiento sobre la política
mundial, su realismo al momento
de tomar decisiones, su crítica
bien fundada y su persistencia en
el momento de exigir resultados;
pero también su amistad, su soli-
daridad, el acogimiento que él y todos sus com-
pañeros me han brindado en cada ocasión que
he salido del país para proteger mi vida.
El legado y tesón de Miguel Ángel Blanco siem-
pre estará presente en nosotros para hacer de
la humanidad una sociedad más justa y digna.
Gerardo Vega.
Director Fundación Forjando Futuros. Colombia
A Miguel Ángel Blanco gratitud para siempre
por su compromiso con Colombia
A Miguel Ángel lo conocí a finales del año 2001
en un corto viaje que realicé a Bruselas y Ma-
drid en búsqueda de relaciones internacionales
que ayudaran a disminuir la violencia que vivían
los pobladores de la región de Urabá, ubicada
en el norte de Colombia. Esta región ha sido
centro del conflicto en Urabá, territorio de lu-
chas obreras, fuerte presencia guerrillera y, en
la última década, lugar donde la extrema dere-
cha dio inicio a los grupos paramili-
tares, a través de cooperativas de
vigilancia que en realidad eran ejér-
citos privados de empresarios, te-
rratenientes y ganaderos.
Esa fue la primera conversación
que sostuve con Miguel Ángel
quien en esa época se desempeña-
ba como director de Asamblea de
Cooperación por la Paz; también,
hablamos de proyectos en áreas de
salud, vivienda y derechos huma-
nos, pero fue su conocimiento e
interés por los problemas sociales
en América Latina, y en particular
de la política colombiana, lo que
estableció una relación de amistad
y una estrecha relación de trabajo
en cooperación en los últimos 15
años.
Su único viaje a Colombia lo hizo 4 meses des-
pués de mi visita: Bogotá, Medellín y Apartadó.
En esta última población, caminamos por los
barrios de invasión hablando con habitantes y
trabajadores de las plantaciones bananeras, con
funcionarios de las alcaldías de la región del
Urabá y aprovechamos para presentarle a Mi-
guel a todos los socios de Forjando Futuros.
La estadía de Miguel Ángel en Colombia coinci-
dió con la campaña política para la elección de
En general no es fácil ponerse ante una hoja en
blanco
y hacerlo para escribir sobre alguien
querido a modo de homenaje no lo facilita.
Caminaba estos días de mi casa a la escuela y de
la escuela a casa pensando qué podría decir yo
sobre Miguel Ángel y una parte de mí se reía
porque escribir algo de alguien que lo primero
que me llamó en mi vida fue “
gilipollas”,
es to-
do un reto. Pero seguí pensando. Qué tendría
sentido decir. Qué tendría sentido decir para
mí. Y ahí caminando me di cuenta de que preci-
samente de caminos se trataba.
En el camino, que es el único “lugar” en el que
realmente se le puede enseñar algo a alguien,
Miguel Ángel me enseñó que uno en esta vida
se tiene que hacer cargo de las cosas y que lo
más valioso probablemente - por aquello de ser
lo más difícil - es tener el coraje de hacerse car-
go de los errores, de encararlos, de no escon-
derse. Y esto hoy, aplicado a todos los ámbitos
de mi vida, tiene un valor incalculable.
Miguel Ángel me enseñó también que por más
que las responsabilidades asusten uno tiene que
asumirlas y colocarse en el lugar que le corres-
ponde si no quiere echar a perder la partida que
en ese momento esté jugando.
Miguel Ángel siempre estuvo. Cuando realmen-
te hizo falta estuvo y caminó a mi lado. En nin-
guna ocasión tuve que llamarlo. Ana y él siem-
pre acudieron.
Tanto.
Será en esas calles de Madrid, de la mano de
mis compañeros de Asamblea de Cooperación
por la Paz, que me reencuentre con él cada vez
que vaya porque aún
“tenemos que hablar de
muchas cosas, compañeros del alma, compañe-
ros”.
Cristóbal Suárez Artidiello. Ushuaia. Argentina
S
ocio de ACPP // Antiguo delegado de ACPP Andalucía.