Página 17 - Boletín ACPP Abril 2015

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ACPP desde 1990
B O L E T Í N
lo que hacemos mes a mes
contra la desigualdad, redistribución
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Especial Miguel Ángel Blanco
abril 2015
ción por la Paz. Un año después fui sorprendido
por una llamada telefónica de una
persona que me invitaba a vernos en
el lobby del Hotel Lina. Era Miguel
Ángel Blanco quien se encontraba en
el país en misión de paso para Haití.
Fue nuestro segundo encuentro.
Esos dos encuentros bastaron para
iniciar una relación que se prolongó
hasta su muerte física en febrero de
este año.
La cooperación entre nuestras dos
organizaciones marcada por inter-
cambios frecuentes, visitas perma-
nentes a España y reuniones en San-
to Domingo fueron construyendo
una relación basada en la identidad de propósi-
to y la utopía de que un mundo mejor es posi-
ble. Estos más de veinte años de relaciones de
trabajo, de intercambios políticos y culturales,
de proyectos e iniciativas solidarias forjaron una
sólida y hermosa amistad que permanecerá más
allá de la desaparición física del compañero Mi-
guel Ángel. Su legado lo ha transmitido también
a nosotros, sus amigos dominicanos, que llega-
mos a quererlo, conocerlo y a entenderlo, y que
sin duda por su recio carácter, su alto grado de
la responsabilidad y su exigencia por la calidad,
nos ayudó a ser mejores, a fortalecer el com-
promiso con los pobres y a seguir adelante no
importando los obstáculos y los momentos difí-
ciles.
Miguel Ángel nos legó una aptitud para que
continuemos el camino de la lucha por la reden-
ción, la emancipación y el bienestar de los seres
humanos, para que no aceptemos de ninguna
manera la opresión, las cadenas y la explotación
de un sistema perverso que, como el capitalis-
mo, amenaza con aplastar hasta el propio pla-
neta.
Desde aquí, desde esta media isla situada en el
mismo trayecto del sol, desde donde tantas ve-
ces comentamos planes, fomentamos utopías y
construimos futuros, seguiremos, aun en medio
del dolor desgarrador que provoca su partida,
sembrando sueños conscientes de que cosecha-
remos un mundo mejor para todos y todas.
Miguel Ángel vivió y murió como un hombre
que nació para servir, para luchar y para triun-
far.
Antonio Florián
Presidente del IDAC, República Dominicana
Una sólida amistad basada en la solidaridad,
cooperación y el trabajo
Fue el invierno del año de 1995, en ocasión de
un viaje que realicé a Madrid cuando conocí a
Miguel Ángel Blanco.
Recuerdo que nuestra primera cita se efectuó
en un barcito situado en una esquina muy cerca
de las oficinas que ocupaba la Asamblea de
Cooperación por la Paz cuyas siglas en esa oca-
sión eran ACP. Ahí, entre tragos y rodeado de
un humo persistente de cigarrillo, conversamos
largamente sobre la posibilidad de iniciar un
proceso de cooperación entre el Instituto de
Acción Comunitaria y la Asamblea de Coopera-
Yo te recordaré como lo que para mí fuiste
. Mi
formador, mi jefe, mi compañero, mi camarada,
mi amigo.
Uno que no quería mostrar sus emociones sino
sólo demostrarlas sin palabrerío, pero que ejer-
cía la amistad de acuerdo a su naturaleza: com-
prometido, generoso y constante. Alguien que
admiraba la valentía, incluso de los lejanos, a
quien siempre valía la pena escuchar porque
hacía pensar en dirección a lo esencial, a lo pro-
fundo, a lo importante.
Un experto en cooperación sin ínfulas académi-
cas, una vocación inacabable de enseñar; un tío
capaz de decir que el enfoque de género había
que incorporarlo por cojones y no sonar machis-
ta; alguien que mantenía y practicaba que la
cooperación debía ser un instrumento para
cambiar las reglas del juego y no para consoli-
darlas con asistencialismos inútiles.
Un tipo bestial para lo bueno y brutal para lo no
tan bueno, cáustico, corrosivo, capaz de raspar-
le a uno sin contemplaciones las ideas que no
valían para nada. Un declarado enemigo de lo
pusilánime y lo vago de la condición humana.
Un talento innato para la política que entendió
que sin el poder y sin gobernar no se consigue
un mundo más justo económica y socialmente.
Un marxista con tomo y con lomo, trabajador
incansable de las condiciones subjetivas en pro
de la revolución; un comunista que viró al socia-
lismo cuando mi izquierda (y creo que la suya)
fue incapaz de convencerle de que era capaz de
transformar. Alguien que había llegado a la con-
clusión de que los dogmatismos que no cam-
bian condiciones no valen para nada.
Uno que quería saber hasta lo que no sabía y
que aspiraba a controlarlo todo.
Un tozudo, un luchador, un conductor de con-
ductores, un transformador de realidades y per-
sonas, un pesado de madrugada. Un tomador
nato de decisiones, protector a veces paterna-
lista de aquellos a quienes hacía suyos.
Un hombre multidimensional, culto por gusto y
por convicción, rastreador y divulgador de ta-
lentos artísticos, que disfrutaba degustando la
cocina de estrellas neumáticas.
Un detector de debilidades ajenas y detonador
de defectos en momentos imprevistos; un caza-
dor de errores, un peso pesado de los tan dis-
frutados combates dialécticos, un miembro na-
da asambleario de una asamblea.
Uno que no nació para esconderse, sino para
estar en la lucha en primera fila. Hasta el final.
Yo te recordaré como lo que para mí fuiste. Mi
formador, mi jefe, mi compañero, mi camarada,
mi amigo.
Gracias y hasta siempre. Te echaremos de me-
nos.
Enric Miravitllas
Socio de ACPP // Antiguo delegado de ACPP en Oriente
Medio.