Túnez 10 años después. Situación de las personas migrantes
Túnez ha sido considerado durante mucho tiempo como un país de partida, sin embargo, por su posición geográfica a orillas de un Mediterráneo que abre las puertas a Europa, se está convirtiendo cada vez más en un país de acogida y de tránsito. A ello se le suma su proximidad con Libia y Argelia y el atractivo que el país supone para muchos países subsaharianos debido a las oportunidades económicas o de estudios que ofrece.
Este atractivo se ha acentuado durante los últimos 10 años. El estallido de la crisis libia tras la revolución tunecina y el deterioro de la situación en los dos países, ha llevado no solo a muchos libios a huir a Túnez, sino la posición geoestratégica de Túnez, con sólo 138 kilómetros que la separan de la costa de la isla italiana de Lampedusa, lo convierte en un país por el que dos tercios de las personas en tránsito provienen de Libia, mientras que un tercio de Argelia.
En el marco legislativo, efectivamente ha habido un «efecto revolucionario» y se han hecho públicas las deficiencias de una política migratoria tunecina prácticamente inexistente. Con la constitución de 2014 se consagró en ella los principios de los derechos humanos, y paralelamente el país ha ratificado varias convenciones como la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, el Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados, el Protocolo Adicional a la Convención de las Naciones Unidas contra las Organizaciones Transnacionales Delito contra el Tráfico Ilícito de Migrantes por Tierra, Aire y Mar, adicional a la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada, la Convención de Ginebra de 1951 …
Sin embargo, el nivel de derecho interno y de aplicación es mínima. Sí es cierto que desde hace años hay una voluntad para la aprobación de una ley sobre migración y asilo, pero también es cierto que esta propuesta de ley sigue estancada y no se ha presentado al pleno para votación. Por lo tanto, el marco legal tunecino es incompleto y excluye a las personas migrantes de la situación social y económica tunecina, la situación de vulnerabilidad del colectivo les empuja al trabajo informal y a la precariedad.
De hecho, el acceso al trabajo formal y sus condiciones resultantes destaca por su rigidez y condicionante de bloqueo para la mayoría de personas migrantes en el país; estas condiciones están reguladas por la Ley n. 68-7 del 8 de marzo de 1968, relativa a la condición de los extranjeros en Túnez, y el Código Laboral. La Ley establece que «está prohibido que cualquier extranjero ejerza una profesión o una actividad remunerada en Túnez si no está autorizado por el Secretario de Estado competente»; y el Código Laboral estipula que “para ejercer una actividad profesional asalariada, el extranjero debe tener un contrato de trabajo y un permiso de residencia con las palabras «autorizado para realizar un trabajo asalariado en Túnez».
Estas formalidades son abrumadoras y, a menudo, demasiado difíciles de realizar, lo que hace que el acceso al trabajo para las personas inmigrantes en Túnez sea una misión casi imposible. En efecto, la condición jurídica de la persona migrante, regida por la ley que regula la estancia en Túnez, tipifica como delito la estancia irregular en Túnez y prevé penas de prisión para cualquier persona extranjera en situación “ilegal”, además de las penas administrativas de expulsión y penas acumuladas a medida que se amplía la estancia.
Por otra parte, los servicios de salud pública (salud básica, servicios de emergencia o especializados) están disponibles y accesibles para cualquier persona que presente un documento de identidad, independientemente de su nacionalidad o situación legal en Túnez. El acceso a estos servicios se realiza mediante el pago de una tarifa de usuario. La oferta de atención es posible a través de un sistema integrado por estructuras públicas, semipúblicas y privadas. Sin embargo, el estado de salud de las poblaciones migrantes subsaharianas en Túnez sigue siendo motivo de preocupación desde la revolución.
La cobertura de su salud fue muy limitada entre 2011 y 2014. Se trata de la calidad de la atención en sí, o de la protección social, incluso hay una enorme falta de diálogo entre la administración tunecina, y la realidad de la vida de las personas migrantes, que viven en condiciones de precariedad. Según Médicos del Mundo-Bélgica, la falta de información sobre los servicios de salud y los problemas de orientación, discriminación y recepción de las personas migrantes a nivel de los servicios de salud, son los obstáculos prácticos que privan a estas personas residentes en Túnez de una atención sanitaria.
Para concluir, a pesar de la recepción en 2014 de un grupo de personas migrantes subsaharianas en Túnez por parte del presidente de la República del momento, se han registrado pocos avances políticos, legales y sociales. Solo las organizaciones no gubernamentales luchan por los diversos derechos de las personas migrantes en Túnez con una casi notable ausencia de voluntad política y políticas públicas multidimensionales que se vuelven cada vez más urgentes.