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ACPP desde 1990
B O L E T Í N
lo que hacemos mes a mes
contra la desigualdad, redistribución
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3/2016 Actividades de febrero
si el solicitante es palestino. Las infraestructuras
acometidas, en este sentido de manera “ilegal”,
son en buen número demolidas por la autoridad
israelí; cualquier tipo de edificación –incluidas
viviendas– que implique posesión de tierra, es
barrida con contundencia. Estas demoliciones
también afectan a proyectos financiados con
fondos destinados a la Cooperación Internacio-
nal para el Desarrollo y a la Acción Humanitaria.
Recientemente, la red de aguas de la localidad
palestina de Al Jiftlik, proyecto ejecutado por
ACPP con la Agencia Vasca de Cooperación co-
mo donante, corrió la misma suerte y fue arran-
cada del suelo.
En este contexto, ACPP en poco tiempo pondrá
en marcha el siguiente proyecto, financiado por
la Agencia de Cooperación Andaluza de Coope-
ración, destinado a dotar a 6 comunidades de la
Zona C de Tubas, al norte del Valle de Jordán
(Cisjordania), de unos servicios básicos que per-
mitan prevenir y paliar el sufrimiento originado
por la ocupación israelí.
El Valle del Jordán, una de las zonas más fértiles
de Cisjordania, en la frontera con Jordania, se
ha convertido en la huerta de la que se nutre
buena parte de la población israelí. Esta zona
forma parte, de hecho, de Palestina, pero es un
área donde Israel ya cuenta con la mayoría de
los territorios agrícolas, al menos, de los más
rentables a nivel de producción.
Podemos considerar esta región como un ejem-
plo de las políticas de anexión que tienen lugar
en la denominada Zona C, bajo control total de
Israel. La expropiación de tierras de cultivo, para
ser explotadas por los asentamientos de colo-
nos israelíes, ocasiona una falta de recursos y
una reducción de los medios de subsistencia de
la población palestina. La división de Cisjorda-
nia en Zonas A, B y C es fruto de los Acuerdos de
Oslo II de 1995. Sólo la Zona A es controlada por
la Autoridad Nacional Palestina, manteniéndose
la Zona B bajo una gestión teórica conjunta
(control militar israelí y control administrativo
palestino).
El fenómeno de esta paulatina usurpación de
tierras se desarrolla siguiendo la siguiente estra-
tegia: en un primer lugar, un área de la Zona C,
de titularidad privada o pública, es declarada de
valor arqueológico o zona militar, por tanto, no
se podrá cultivar ni edificar en ella. En segundo
lugar, esa zona, que todavía mantiene su título
de propiedad palestino, comienza a ser utilizada
por colonos israelíes o se transforma en un
asentamiento directamente. Alcanzado este
punto, ya es una tarea difícil devolver la propie-
dad de los territorios a las comunidades palesti-
nas, legitimas dueñas. La agricultura va dejando
der ser atractiva para las nuevas generaciones y
con suerte pueden cultivar, para otros, las tie-
rras que les pertenecían.
Las luchas por las tierras siempre van acompa-
ñadas por la lucha por el agua y esta región tan
codiciada no es una excepción. Existen grandes
acuíferos en la zona pero una distribución de-
sigual de su caudal. El Mekorot, la autoridad
israelí que controla todos los recursos hídricos,
proporciona los metros cúbicos de agua necesa-
rios para los asentamientos y para sus tierras de
cultivo. Mientras tanto, las comunidades pales-
tinas reciben, en el mejor de los casos, unos ni-
veles insuficientes, mediante una red de abaste-
cimiento deficiente, con continuos cortes y con
la imposibilidad de levantar construcciones de
almacenamiento de agua.
Los permisos de construcción en Zona C son
otorgados por la Administración Civil Israelí,
siendo denegados en un 90% de las ocasiones,
Zona C, no es país para cultivos.
Juan Antonio Mendiola // Equipo ACPP Oriente Medio
Estas demoliciones también
afectan a proyectos financia-
dos con fondos destinados a
la Cooperación Internacional
para el Desarrollo y a la Ac-
ción Humanitaria
Demolición en Humsa // Fotografía PHG
Área clasificada como zona militar, cultivada por colonos israelíes // Fotografía ACPP