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ACPP desde 1990
B O L E T Í N
lo que hacemos mes a mes
contra la desigualdad, redistribución
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3/2015 Actividades de febrero
“Si hay hombres que contienen un alma sin
fronteras,
una esparcida frente de mundiales cabellos,
cubierta de horizontes, barcos y cordilleras,
con arena y con nieve, tú eres uno de aquellos”.
Al soldado internacional caído en España
Miguel Hernández
La primera foto fue tomada en la primera mitad
de la década de los setenta. Un chaval que no
ha cumplido los
veinte años se incorpora a la
Joven Guardia Roja, la rama juvenil del Partido
Comunista de España (Internacional) que poco
después cambiaría su nombre por el de Partido
del Trabajo. En su cara se refleja el entusiasmo,
podemos ver cómo levanta la vista convencido
de encontrar más adelante una tierra en que
pone libertad. La segunda tiene apenas mes y
medio, está tomada de noche. El protagonista
es aquel mismo chaval y aparece hablando con
idéntico entusiasmo. En sus ojos se refleja una
emoción que se transmite por todo su cuerpo y
a su vez la transmite al pequeño grupo de gente
que le rodea. Acababa de conocerse el resulta-
do de las elecciones legislativas en Grecia y de
saberse que la coalición de izquierdas había
conseguido mayoría suficiente para formar go-
Hasta siempre Miguel Ángel
bierno. Pero aunque el brillo en los ojos de Mi-
guel Ángel Blanco sea idéntico en ambas foto-
grafías, aunque el entusiasmo permaneciese, a
pesar de seguir siendo capaz de emocionar y de
emocionarse, las fuerzas ya no eran las mismas.
A pesar de ello, seguiría cavando hasta el último
aliento, sin cejar en su decisión primera, como
en el protagonista de aquella anti-
gua fábula china que reseñara
Mao titulada “El viejo tonto que
removió las montañas”. Miguel
Ángel, aquel chaval, sabía de so-
bra que había removido mucha
tierra, que desearía remover toda,
pero que el tiempo se le agotaba.
No era excusa, él siguió hasta el
último instante porque un revolu-
cionario no tiene miedo a nada ni
a nadie.
Entre una y otra fotografía habían transcurrido
cuarenta años, toda la vida adulta de Miguel
Ángel, toda una vida en que sus principios fue-
ron innegociables. Fueron cambiando sus ideas
- que no son sino el camino para dar forma a los
principios- según iban cambiando los tiempos;
fue modificando su apuesta estratégica porque
lo que ayer era útil iba dejando de serlo y un
hombre audaz no se empeña en mantener ins-
trumentos que ya no servían, ni se arredra por
poner en marcha los nuevos. Así, en los años
setenta tocaba jugarse el tipo por derribar un
régimen dictatorial y tocaba poner un grano de
arena para lograr una sociedad más justa y li-
bre. Pues desde sus tiempos de estudiante en la
Facultad de Medicina de la Complutense puso
su grano a través de su militancia y activismo
político en aquella Joven Guardia Roja y en el
Partido del Trabajo, en el que militó hasta su
disolución en 1980. Tocaba crear y
fortalecer un tejido social en el
ámbito que correspondiese por
duro que fuese. Pues si duro era el
ejército de entonces, se incorpora
a la ilegal Unión Democrática de
Soldados asumiendo tareas diri-
gentes y realiza el servicio militar
en Huesca con la intención de ex-
tender la militancia en la organiza-
ción y así propagar una visión de-
mocrática del ejército.
Los ochenta fueron los años del activismo social,
de aspiraciones de cambio que luego resultarían
frustradas, de creación de colectivos que mira-
ran el mundo de forma global, que denunciaran
lo injusto del sistema económico apuntando a
sus causas y tratando, en la medida de lo posi-
ble, de paliar algunas de sus consecuencias, fue-
ron los años de las luchas antimilitaristas del
“OTAN no, bases fuera” que supuso el punto de
partida de Izquierda Unida. Pues Miguel Ángel,
por una parte, milita en esta organización políti-
ca, es el responsable del área de Paz y Solidari-
dad, forma parte del Consejo Político Federal.
Por la otra, participa en la creación del ARSA
(Asamblea antimilitarista SA) o de la Asamblea
Pacifista desde la que organizan los proyectos
de solidaridad " 1.000.000 de Lápices para Nica-
ragua" y la campaña "Barco por la Paz para Ni-
caragua". Una campaña que no elige Nicaragua
por que sí: el país centroamericano, su revolu-
ción sandinista, la última de las revoluciones,
estaba en el punto de mira del poder imperial
que no podía permitirse que a cuatro pasos de
sus puertas, en lo que siempre había considera-
do su patio trasero, brotase el germen de una
nueva sociedad. En ese contexto, con
los prime-
ros acuerdos de paz suscritos por los cancilleres
centroamericanos en Esquipulas sobre la mesa,
El Viejo Tonto que removió las montañas.