Diálogo y participación de toda la comunidad: claves para lograr una escuela inclusiva y de éxito para todas/os
El programa Escuelas Sin Racismo, explora nuevas vías para fortalecer el papel transformador de los centros educativos analizando el proyecto de Comunidades de Aprendizaje impulsado por CREA.
El curso 2015/2016 se ha iniciado con importantes retos y oportunidades para el programa Escuelas sin Racismo, Escuelas para la Paz y el Desarrollo (ESR,EPD). Entre los retos, el de impulsar proyectos, enfoques y modelos de organización escolar que permitan una verdadera apertura de los centros educativos a la comunidad. Entre las oportunidades, la aprobación del proyecto cofinanciado por el Fondo Europeo de Asilo, Migración e Integración y el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, que ha permitido explorar el proyecto de Comunidades de Aprendizaje (CdA) a través de un curso de formación al profesorado organizado conjuntamente con el CPR de Gijón.
Este curso, compuesto por un total de 30 horas, ha reunido a más de 30 docentes asturianas/os para analizar, junto con distintas expertas de CREA (Community of Research on Excellence for All), las distintas actuaciones educativas de éxito que componen el proyecto CdA.
CdA es un proyecto de transformación social y cultural de una escuela y su entorno, con el objetivo de garantizar el éxito escolar para todo el alumnado. Para ello, rompe con la idea determinista que vincula el origen socioeconómico y cultural con la imposibilidad de alcanzar el éxito educativo.
En este proyecto se implica a familias, docentes, estudiantes y entidades sociales en una serie de prácticas que la comunidad científica internacional ha demostrado que generan, tanto un incremento en los resultados académicos como una mejora significativa en la convivencia en todos los contextos. La base de estas actuaciones es el concepto de aprendizaje dialógico, un paradigma que plantea la interacción, el diálogo y la participación como factores clave en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Desde esta perspectiva, la escuela debe favorecer la interacción del alumnado con el mayor número de agentes y que estos presenten la mayor diversidad posible. Este proyecto no es por tanto una simple propuesta de educación en valores, sino la aplicación efectiva de prácticas democráticas, igualitarias, comprometidas con la no violencia y la justicia social, en el funcionamiento cotidiano de los centros.
Los “Grupos Interactivos” son quizá la actuación que mejor ejemplifica los principios del aprendizaje dialógico dentro del proyecto CdA. Se trata de una forma de organización del aula que facilita los mejores resultados en cuanto a aprendizaje y convivencia. Con esta actuación, se multiplican y diversifican las interacciones, a la vez que aumenta el tiempo de trabajo efectivo. Se caracterizan por ser una organización inclusora del alumnado, mediante grupos heterogéneos en cuanto a culturas, capacidades y habilidades, en la que se cuenta con la ayuda de más personas adultas además del profesor o profesora responsable del aula. Estas personas son voluntarias/os con perfiles muy diversos: familias, estudiantes universitarias/os, miembros de entidades del barrio, etc.
Hablamos con Mª José Peña Martil, participante en el curso y profesora de matemáticas de 1º de ESO en el IES Padre Feijoo de Gijón, en el que han iniciado la puesta en marcha de grupos interactivos:
– ¿Por qué decidiste participar en este curso?
Motivada por unas compañeras que habían participado en un curso anterior que habíais organizado. Pienso que los profesores nos encontramos ante problemáticas cada vez más complejas y nos encontramos muy solos en el aula. Ante esta realidad podemos hacer dos cosas: o pasar de todo o buscar opciones que te permitan avanzar para que el alumnado no se quede atrás.
– Tu centro ha participado en la organización de grupos interactivos, ¿qué perfiles hay entre el voluntariado que participa?
Por ahora, en mi grupo, sólo lo hemos organizado una vez. En aquella ocasión contamos con bastante diversidad: un alumno de bachillerato, una madre de origen latinoamericano, la profesora de servicios a la comunidad y una maestra jubilada. Cada uno aportaba un enfoque y un estilo propio.
– ¿Cuáles son las mejoras que has observado al introducir a la comunidad en el aula?
Aún sería pronto para decir que se ha logrado una mejora en los resultados académicos, necesitamos verlo a lo largo del curso. Lo que sí es seguro es que se gana mucha intensidad en el trabajo. El voluntariado aporta novedad, ilusión y atención. El alumnado se motiva mucho con la participación del voluntariado y recibe mucha más atención. Estamos hablando de un adulto por cada 4 o 5 alumnos. Desde luego ellos (el alumnado) demandan que sigamos organizándolo.
Por otro lado, permite visibilizar el trabajo del aula y las realidades a las que se enfrenta el profesorado. Las familias y el resto de voluntarios entran y ven cómo trabajamos, se sensibilizan sobre la importancia de este trabajo.