Detener la Anexión – Ahora

Este mes queremos compartir un texto que nos envía Peace Now, una de las organizaciones israelíes más reconocidas a nivel internacional por su trabajo en favor de los Derechos Humanos y el fin de la ocupación y que colabora con ACPP en algunos de nuestros proyectos.

Mientras en Israel la ciudadanía sigue de cerca el desarrollo de esta guerra de destrucción total, nuestro gobierno avanza hacia el abismo, silencioso y decidido, en un frente poco comentado. Junto con la limpieza étnica en Gaza, la cuestión de los rehenes y los desplazados, ha agudizado su principal misión: la anexión de los territorios ocupados y la transformación de Israel en un Estado judío-mesiánico. Este es el resultado del acuerdo político que sustenta al gobierno de extrema derecha: los ultraortodoxos obtienen exenciones del servicio militar, Netanyahu y el Likud mantienen el poder (destruyendo la democracia) y la derecha mesiánica consigue, en bandeja de plata, la anexión de los territorios. Sin embargo, mientras que algunos reveses a los principios democráticos y la cuestión del reclutamiento de los ultraortodoxos reciben alguna respuesta de la Corte Suprema de Justicia y de sectores ciudadanos, la anexión avanza sobremanera, sin apenas oposición política.

Esta extensión de la soberanía israelí sin otorgar igualdad de derechos a la población palestina implica la conversión de Israel en un Estado no democrático, con una misión nacional de apartheid que, más allá del impacto sobre los palestinos, afecta a la seguridad, la economía y las relaciones exteriores del país de forma destructiva.

Investigadores de PEACE NOW y de nuestro proyecto “Settlement Watch” documentaron la creación de más de 50 puestos de avanzada ilegales desde el inicio de la guerra. En un año promedio, los colonos establecían unos seis. Este año, han creado uno nuevo por semana. Pese a su ilegalidad, no solo no han sido desalojados, sino que son protegidos por el ejército.

Los asentamientos ilegales se relacionan directamente con la violencia colona y la expulsión y desplazamiento de población palestina, fenómeno que el jefe del Shin Bet calificó de “terrorismo judío”. No obstante, bajo el amparo de la “guerra”, el ejército está reclutando colonos para proteger los asentamientos con armas que le entrega la policía por orden del ministro Ben Gvir. Los resultados, como documentó B’Tselem*, son docenas de comunidades palestinas expulsadas de sus tierras y otras decenas continuamente atacadas. Pero la construcción de puestos de avanzada es sólo una parte del método. También se avanzó en los asentamientos oficiales (unas 9 mil unidades residenciales). Además, desde comienzos del año se confiscaron más de 2.400 mediante “declaraciones de tierras del Estado” para fines de asentamientos, lo que implica una superficie que es ya superior a la de todas las tierras confiscadas por este medio en los primeros 23 años de este siglo.

La guerra ha golpeado duramente a la economía israelí, pero en los asentamientos no se percibe. El presupuesto del innecesario Ministerio de Asentamientos (Orit Strook), se multiplicó en este año de 167 a 665 millones de NIS. Además, por primera vez, el gobierno transfirió de forma directa 75 millones a los asentamientos ilegales. Por otro lado, el acuerdo entre el ministro de Finanzas (Smotrich) y la de Transporte (Regev) sobre un plan quinquenal de 7 mil millones para carreteras interurbanas en los asentamientos y puestos de avanzada, pretende conectarlos con el territorio israelí y convertirlos en suburbios de Jerusalén y del resto del país. En las grabaciones reveladas por PEACE NOW, Smotrich afirma que su objetivo es anexar Cisjordania “sin provocar la ira de la comunidad internacional”.

Otra acción es que, por primera vez, el ejército transfirió sus propios poderes sobre los territorios ocupados a un ministerio gubernamental (el de Defensa), dando lugar a una suerte de “Ministerio de Anexión” liderado por Smotrich, con una oficina propia (“Administración de Asentamientos”), con funcionariado y abogados trabajando por la anexión.

La lista es más larga: visitas provocativas de Ben Gvir al Monte del Templo; el debilitamiento intencional de la Autoridad Palestina por Smotrich…

Así, Israel se convierte en un Estado mesiánico con intención de controlar toda la región, desde el río hasta el mar. La amarga ironía es que, precisamente los tres temas más relevantes para la ciudadanía –seguridad/rehenes; democracia y economía- son los más afectados en este proceso. Ante esto, la solución de dos Estados ofrece respuestas, permitiría acuerdos políticos, económicos y de seguridad con países árabes y consolidaría la posición de Israel como igual.

Es hora de despertar y actuar. De exigir a nuestros representantes el fin de la anexión y una solución pacífica. Debemos alzar nuestra voz en cada oportunidad –redes sociales, manifestaciones, urnas…-. No podemos dejar que el gobierno nos lleve al abismo: es hora de luchar por nuestro futuro. ●

Artículo de Lior Amihai, Director Ejecutivo de Peace Now

*B’Tselem: Centro de Información Israelí para los DDHH en los Territorios Ocupados 

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