Laboratorio juvenil, un espacio para el liderazgo y la construcción de paz en la Comuna Dos de Medellín
El Laboratorio Juvenil es una contribución a la construcción colectiva de la paz y la sana convivencia con jóvenes de la Comuna Dos – Santa Cruz, ubicada en la ladera Nororiental de Medellín. Ha sido una de las actividades desarrolladas en el marco del proyecto “Promoción de la cultura de paz y solidaridad, prevención de las violencias y defensa de los DDHH en Medellín” ejecutado por la Asamblea de Cooperación por la Paz y la Fundación Forjando Futuros con el apoyo financiero del Ayuntamiento de Madrid y en alianza con la Mesa de Derechos Humanos de la Comuna Dos.
Durante este proceso, la voz de los y las jóvenes fue protagonista, por ello queremos darlo a conocer a través de las propias narrativas de dos de las personas participantes, que nos adentran en su experiencia en el Laboratorio y en los cambios vitales que contribuyó a producir.
Miguel Ángel Ortega. 17 años. Vive en el barrio la Francia de la Comuna Dos de Medellín:
“Durante el experimento pensé mucho en mi comuna, conocí cosas de ella que no sabía y todo eso me ha ayudado a que ahora ame más a mi barrio, ame más a mi territorio; también siento que abrí los ojos y ya no solo pienso en mí, ya quiero hacer muchas cosas por mí y por otros, tanto que tomé la decisión de entrar a la Mesa de Derechos Humanos de la Comuna para seguir trabajando en mi potencial, en el que otros líderes han visto y me ayudan a fortalecer y por eso tengo toda la energía para empezar un semillero con niños y niñas en mi barrio; actualmente soy el único de mis amigos de la cuadra que no consume drogas y yo quiero que los más chiquitos tengan otras oportunidades y el semillero será para eso, para ver películas, bailar, recrearnos sanamente y aprender.
En el experimento social reafirmé mi deseo de ciudad que tengo: Quiero que en mi ciudad no haya pobreza, no existan señalamientos ni prejuicios, no quiero que haya homofobia, quiero que existan centros de rehabilitación para ayudar a todas las personas que consumen. Quiero que se sigan abriendo puertas para mí y que yo pueda abrir puertas para otros y por eso actualmente soy un joven que actúa con otros jóvenes para salir adelante”.
Sara Graciano. Estudiante de psicología de la Universidad de Antioquia. Vive en la Comuna Dos de Medellín, barrio Santa Cruz:
“En el Laboratorio conocí nuevos rostros, encontré a más jóvenes que como yo están interesados en hacer cosas, este espacio me ha ayudado a hacerme muchas preguntas ya no solo como mujer, como joven, sino como habitante de un territorio, de mi comuna.
Por eso también para mí fue tan importante este proceso y el experimento social, que fue un encuentro de dos días en Santa Elena y estuvimos construyendo nuestra ciudad del futuro. En esos ejercicios me hice más consciente de los retos y los desafíos que tengo como joven y por eso ahora puedo decir que me duele que existan muchos jóvenes que tengan que rebuscársela para poder estudiar, la educación debería ser un patrimonio y ser gratuita, pero solo unos pocos pasan y ese dolor me hace defender mucho a la universidad pública, porque, así como yo la recibí, también quiero que otros y otras la disfruten.
En el experimento también reafirmé que quiero que en esta ciudad las mujeres jóvenes podamos salir por la calle tranquilas y que no nos acosen, y eso me motiva a que nosotras nos empoderemos y podamos tener otras formas de vida, por ejemplo, me duele que las mujeres jóvenes quieran tener hijos e hijas sin tener la posibilidad de elegir lo que verdaderamente quieren, primero para su vida, y por eso lucho para que tengan condiciones reales para poder decidir, porque en nuestra comuna hay muchos embarazos adolescentes y quiero poder incidir en esa problemática.
También en la ciudad del futuro para mi hay siempre lugar para el arte, pues sueño con que siempre podamos decir a través del arte, de la expresión y sobre todo que podamos aprovechar los diferentes lenguajes estéticos para denunciar, para cuestionar la heteronormatividad y los mandatos sociales.
En el experimento sentí una energía, unas ganas de hacer muchas cosas y quiero estar en lugares y espacios de incidencia, donde hay que votar, hay que pensar qué hacer y hacerlo. Antes mucha gente me decía a mí que yo era muy líder, pero es en el Laboratorio donde yo me digo a mí misma: Sara vos sos una gran líder, vos te podés apropiar de algo y llevarlo a cabo. Me reafirmo en que hay que hacer cosas y en que estoy dispuesta a seguirlas haciendo”.
Sara, Miguel y otros 23 jóvenes más participaron en las diferentes actividades del Laboratorio Juvenil, reafirmando sus capacidades, habilidades y sentires. El Laboratorio ha sido definitivamente un espacio para poder compartir las inquietudes de los y las jóvenes, y para que sean ellos y ellas juntos quienes posibiliten sus propias respuestas y emprendan acciones desde el liderazgo para la transformación.