La sociedad civil de El Salvador se manifiesta contra el retroceso democrático

El 1 de junio de 2019, en un momento histórico para El Salvador, Nayib Bukele asumía el poder tras una contundente victoria en los comicios presidenciales, en los que obtenía más del 50% d ellos votos. Era la primera vez desde los acuerdos de Paz, firmados en 1992, en que una fuerza política distinta a los partidos tradicionales Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FLMN) accedía al gobierno de la República.

La asunción de Bukele cargaba con un alto grado de expectativa e incertidumbre, ya que se presentaba ante la sociedad nacional e internacional como un revulsivo, con constantes apelaciones al cambio, la modernización del país y la lucha contra la corrupción y la violencia.

Sin embargo, de forma paulatina se ha ido concretando su plan a futuro: la concentración de poderes y el autoritarismo presidencial. A día de hoy, y tras el triunfo en las elecciones legislativas y municipales de febrero de 2021, que le han permitido llevar a cabo modificaciones sustanciales e inconstitucionales, Nayib Bukele tiene bajo su mando el poder ejecutivo, el poder legislativo, y el poder judicial.

A los hechos internacionalmente conocidos de la toma de la Asamblea Legislativa por parte del Presidente de la República junto al Ejército y la Policía Nacional Civil el día 9 de febrero de 2020, le siguieron eventos como la destitución inconstitucional de los Magistrados de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y del Fiscal General de la República el 1 de mayo de 2021; la modificación, también inconstitucional, de la normativa que regula la carrera judicial el 31 de agosto de 2021; la reciente habilitación (prohibida por la Constitución salvadoreña) para la reelección presidencial; la propuesta de una amplia reforma de la actual Constitución mediante un proceso totalmente irregular y sin participación social; o la también internacionalmente conocida imposición de la criptomoneda Bitcoin, como moneda de curso legal en el territorio salvadoreño. Todo ello aderezado con un cierre total de los espacios de diálogo y participación de la sociedad civil organizada, el desmantelamiento del sistema de acceso a la información pública, la transparencia y la rendición de cuentas y la imposición de una política estatal de miedo y control, que mantiene en constante amenaza a cualquier voz crítica con su gestión, afectando especialmente a medios de comunicación, defensoras de derechos humanos, sociedad civil organizada, y academia.

Ante este retroceso democrático, y por primera vez desde su toma de posesión, el pasado día 15 de septiembre, en el que se celebraba el bicentenario de la firma del acta de independencia de El Salvador, las calles del centro de la capital se vieron abarrotadas por una multitud diversa, pacífica, y colorida. Encabezada por feministas y población LGBTIQ+, las juventudes, ambientalistas, estudiantado, pueblos indígenas, sindicalistas, distintos gremios de profesionales y sociedad civil en general mostraron su descontento por las decisiones autoritarias del Presidente Nayib Bukele. Las pancartas, igualmente diversas, exigían la no reelección presidencial, la derogación de las reformas que cooptan el poder judicial y la derogación de la Ley Bitcoin. También la búsqueda de las miles de personas desaparecidas, y una justicia real contra las cientos de mujeres víctimas de feminicidio y otras manifestaciones de la violencia de género, cuyos casos siguen impunes en uno de los países más peligrosos del mundo para nacer y ser mujer. La falta de libertades y el cada vez más acuciante acoso de policías y militares, y el general atropello a los derechos humanos, llevan a un desmantelamiento del Estado de Derecho y democrático que en El Salvador costó más de 75.000 víctimas y desaparecidas durante un sangriento conflicto civil interno.

Por todo ello, ACPP mantiene su firme compromiso político de continuar apoyando y acompañando a la sociedad civil organizada de El Salvador, junto a quienes llevamos muchos años caminando en pro de una sociedad más justa y equitativa para todas.

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