ACPP Y LA EDUCACIÓN PÚBLICA. Teatro Foro, ensayando el cambio social
Asamblea de Cooperación por la Paz, convencida de la necesidad de impulsar la Educación Transformadora para una Ciudadanía Global en las escuelas públicas, apuesta por el Teatro Foro como herramienta de transformación social en las aulas de primaria, secundaria y bachillerato desde hace más de 15 años.
El Teatro Foro es una de las líneas de trabajo, quizá la más conocida, del Teatro del Oprimido sistematizado por Augusto Boal. Una herramienta de intervención artística, pedagógica y social que consiste en la puesta en escena de una breve obra de teatro en la que se representa un conflicto donde late una situación de injusticia o desigualdad. Tras la representación, el facilitador o joker anima al público a debatir sobre lo que han visto, llegando a invitar a los espectadores y espectadoras que tengan alguna alternativa sobre cómo podrían haberse desarrollado los acontecimientos, a sustituir a algún personaje para convertirse en espectactores y espectatrices que ponen en escena otras estrategias para ver cómo cambia la situación original. En palabras de Boal, “viendo el mundo más allá de las apariencias, vemos opresores y oprimidos en todas las sociedades, etnias, géneros, clases y castas, vemos el mundo injusto y cruel. Tenemos la obligación de inventar otro mundo porque sabemos que otro mundo es posible. Pero nos incumbe a nosotros el construirlo con nuestras manos entrando en escena, en el escenario y en nuestra vida”.
El Teatro del Oprimido se nutre de la Pedagogía del Oprimido de Paulo Freire, educador brasileño y teórico de la pedagogía crítica que plantea la educación como práctica de la libertad e invita a los docentes a formar personas críticas en su lectura del mundo, con capacidad de reflexión pero también de acción. En esta concepción, el diálogo es la herramienta que nos va a permitir compartir, construir y reconstruir nuestra mirada; pero también intervenir en nuestra realidad para cambiarla.
Todas las personas somos diferentes, por eso tuvimos que crear el concepto de igualdad. Igualdad y diferencia son valores compatibles y enriquecedores y para percibir si establecemos relaciones igualitarias o de poder, necesitamos parar y vernos. Volviendo a Freire, ‘Todo fue resumido por una simple mujer del pueblo en un círculo de cultura, delante de una situación presentada en un cuadro: “Me gusta discutir sobre esto porque vivo así. Mientras vivo no veo. Ahora sí, observo cómo vivo.”’
La Pedagogía y el Teatro del Oprimido nos ofrecen la posibilidad de construirnos como ciudadanos y ciudadanas; nos ofrecen la posibilidad de ver y de vernos como seres inconclusos, necesitados de los demás. Nos permiten expresar nuestros deseos y nuestras emociones, buscar respuestas a nuestros problemas y necesidades sentidas, plantear alternativas en espacios de encuentro y de creación colectiva más respetuosos y horizontales. En palabras de Boal, todos debemos hacer teatro para averiguar quiénes somos y descubrir quiénes podemos llegar a ser.
El teatro es juego. En inglés y en francés utilizan el verbo jugar (play, jouer) para el arte de interpretar. Jugar a ser otro, otra, a actuar de otra manera, a ensayar pequeños o grandes cambios, todo ello sin perder de vista la afirmación de Boal, “la meta del Teatro del Oprimido no es llegar al equilibrio tranquilizador, sino al desequilibrio que conduce a la acción. Su objetivo es dinamizar. Esto se consigue a través de la acción concreta, en escena: ¡el acto de transformar es transformador! Transformando la escena me transformo”.